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1 jun 2020

ORTODOXIA NEOLIBERAL


ORTODOXIA NEOLIBERAL


La paranoia ortodoxa-neoliberal del empresariado nativo amenaza con colapsar las principales cámaras patronales donde se agrupan los hombres de negocios mexicanos más ricos y poderosos.

Acostumbrados toda la vida a que en épocas de turbulencia financiera los gobiernos federales en turno los rescatara mediante la entrega de millonarios prestamos que jamás pagarían; hoy resulta inadmisible para ellos que el actual gobierno se niegue a emplear esas medidas económicas de siempre.

La ortodoxia financiera neoliberal determina que en tiempos de crisis económica resulta prudente contratar deuda para paliar los efectos que esta genera sobre las economías. De tal suerte, como se ha procedido siempre, en tiempos de vicisitudes financieras las naciones agobiadas recurren a contratar empréstitos que otorgan entidades financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien para concederlos impone “ciertas” condiciones como aval de futuro pago.

Las condiciones exigidas por el FMI representan auténticos planes de ajuste estructural que limitan la soberanía de los estados al dictar este organismo vitales aspectos de política, economía y social del país. El impacto de los ajustes provoca acelerada reducción de salarios; limita la capacidad instalada nacional al privatizar empresas públicas rentables y al colocar en manos del capital foráneo aquellos segmentos industriales más productivos empeñan la soberanía nacional.

 Se incrementa la tasa de desempleo y el de las personas ocupadas en el sector informal. Colocar en manos de los empresarios las decisiones económicas esenciales, además de reducir la capacidad de intervención del Estado, impulsa la privatización de los servicios de seguridad social, de educación y otras de diversa índole, complementándose ello con el deterioro de los derechos esenciales de la sociedad en su conjunto.

Históricamente los “rescates financieros” han servido para engordar los bolsillos de los empresarios más influyentes, quienes descargan sobre las espaldas de los trabajadores, de los campesinos y del pueblo empobrecido el pesado fardo de gigantescas deudas contraídas sin su consentimiento y contra su voluntad. Hoy toparon con pared, evaluaron erróneamente la crisis financiera tan anunciada y tan ignorada por ellos, consideraron que llegado su momento el ejecutivo federal los auxiliaría poniendo a su disposición cuantiosas sumas de dinero, tal y como ocurriera a lo largo de anteriores sexenios; pero no sucedió así.
Para su sorpresa y desencanto el Presidente López Obrador les negó el rescate. Tal hecho detonó la furia empresarial.

Otra vez se frustraban sus proyectos -recuerden el aeropuerto y la cervecera- para ampliar sus fortunas y fortalecer el poder acumulado durante décadas. Como en contadas ocasiones de nuestra historia, el presidente en funciones no se sometió a sus pretensiones y sentenció que ante la inminente recesión mundial se iba a priorizar el rescate de los más pobres del país y posteriormente el de los demás, pero de ninguna forma se entregaría un solo peso a los grandes empresarios.

De inmediato comenzaron las bravatas de la ultraderecha, lanzaron a sus fieros mastines de consigna –léase conductores de noticieros, periodistas, analistas y pitonisas de toda laya- a públicamente elaborar serios análisis en los que “demostraran” la ignorancia y terquedad del Presidente, alertando del grave riego en que coloca a la nación y de forma manifiesta llaman a asestarle un golpe de estado y, en caso de que éste reconsidere, le indicarán el real camino a la verdad económica que consiste, según estos señores, en aplicar a  rajatabla  las  fórmulas  neoliberales:

contraer deuda y + deuda, al fin y al cabo el pueblo terminará pagando tales préstamos. Arrogante, la Iniciativa Privada (IP) intentó “meter en cintura” al ejecutivo federal amagado contratar, de motu propio, deuda con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y así obligar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a ser el aval requerido para respaldar tal operación.

Una vez más se estrellaron contra la rotunda negativa presidencial.

En esta ocasión esperamos haya firmeza, que no haya salvamento de quienes sumieron en el caos económico al país. Exigimos que no se repitan las amargas experiencias de otras décadas en las cuales, con la muletilla de “es una medida dolorosa pero necesaria”, se rescató a industriales, banqueros y comerciantes multimillonarios, convirtiendo las deudas privadas en una monstruosa deuda pública, impagable.

Por el contrario, creemos que las medidas adoptadas por el ejecutivo federal deben complementarse con al menos las siguientes:

1)           Moratoria unilateral e indefinida del pago de la deuda externa y los onerosos intereses que ésta genera;
2)    Supresión unilateral y definitiva del FOBAPROA y los onerosos intereses que éste genera; y
3)    Confiscación de fortunas mal habidas de los altos, medianos y pequeños funcionarios de administraciones anteriores.

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