ORTODOXIA
NEOLIBERAL
La paranoia
ortodoxa-neoliberal del empresariado nativo amenaza con colapsar las
principales cámaras patronales donde se agrupan los hombres de negocios
mexicanos más ricos y poderosos.
Acostumbrados toda la vida a
que en épocas de turbulencia financiera los gobiernos federales en turno los
rescatara mediante la entrega de millonarios prestamos que jamás pagarían; hoy
resulta inadmisible para ellos que el actual gobierno se niegue a emplear esas
medidas económicas de siempre.
La ortodoxia financiera
neoliberal determina que en tiempos de crisis económica resulta prudente contratar
deuda para paliar los efectos que esta genera sobre las economías. De tal
suerte, como se ha procedido siempre, en tiempos de vicisitudes financieras las
naciones agobiadas recurren a contratar empréstitos que otorgan entidades
financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien para concederlos
impone “ciertas” condiciones como aval de futuro pago.
Las condiciones exigidas por
el FMI representan auténticos planes de ajuste estructural que limitan la
soberanía de los estados al dictar este organismo vitales aspectos de política,
economía y social del país. El impacto de los ajustes provoca acelerada
reducción de salarios; limita la capacidad instalada nacional al privatizar
empresas públicas rentables y al colocar en manos del capital foráneo aquellos
segmentos industriales más productivos empeñan la soberanía nacional.
Se incrementa la tasa de desempleo y el de las
personas ocupadas en el sector informal. Colocar en manos de los empresarios
las decisiones económicas esenciales, además de reducir la capacidad de
intervención del Estado, impulsa la privatización de los servicios de seguridad
social, de educación y otras de diversa índole, complementándose ello con el
deterioro de los derechos esenciales de la sociedad en su conjunto.
Históricamente los “rescates
financieros” han servido para engordar los bolsillos de los empresarios más
influyentes, quienes descargan sobre las espaldas de los trabajadores, de los
campesinos y del pueblo empobrecido el pesado fardo de gigantescas deudas
contraídas sin su consentimiento y contra su voluntad. Hoy toparon con pared,
evaluaron erróneamente la crisis financiera tan anunciada y tan ignorada por
ellos, consideraron que llegado su momento el ejecutivo federal los auxiliaría
poniendo a su disposición cuantiosas sumas de dinero, tal y como ocurriera a lo
largo de anteriores sexenios; pero no sucedió así.
Para su sorpresa y desencanto
el Presidente López Obrador les negó el rescate. Tal hecho detonó la furia
empresarial.
Otra vez se frustraban sus
proyectos -recuerden el aeropuerto y la cervecera- para ampliar sus fortunas y
fortalecer el poder acumulado durante décadas. Como en contadas ocasiones de
nuestra historia, el presidente en funciones no se sometió a sus pretensiones y
sentenció que ante la inminente recesión mundial se iba a priorizar el rescate
de los más pobres del país y posteriormente el de los demás, pero de ninguna
forma se entregaría un solo peso a los grandes empresarios.
De inmediato comenzaron las
bravatas de la ultraderecha, lanzaron a sus fieros mastines de consigna –léase
conductores de noticieros, periodistas, analistas y pitonisas de toda laya- a
públicamente elaborar serios análisis en los que “demostraran” la ignorancia y
terquedad del Presidente, alertando del grave riego en
que coloca a la nación y de forma manifiesta llaman a asestarle un golpe de
estado y, en caso de que éste reconsidere, le indicarán el real camino a la
verdad económica que consiste, según estos señores, en aplicar a rajatabla
las fórmulas neoliberales:
contraer deuda y + deuda, al
fin y al cabo el pueblo terminará pagando
tales préstamos. Arrogante, la Iniciativa Privada (IP) intentó “meter en
cintura” al ejecutivo federal amagado contratar, de motu propio, deuda con el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y así obligar a la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público (SHCP) a ser el aval requerido para respaldar tal
operación.
Una vez más se estrellaron
contra la rotunda negativa presidencial.
En esta ocasión esperamos haya
firmeza, que no haya salvamento de quienes sumieron en el caos económico al
país. Exigimos que no se repitan las amargas experiencias de otras décadas en
las cuales, con la muletilla de “es una medida dolorosa pero necesaria”, se
rescató a industriales, banqueros y comerciantes multimillonarios, convirtiendo
las deudas privadas en una monstruosa deuda pública, impagable.
Por el contrario, creemos que
las medidas adoptadas por el ejecutivo federal deben complementarse con al
menos las siguientes:
1) Moratoria unilateral e indefinida del pago de la deuda
externa y los onerosos intereses que ésta genera;
2) Supresión unilateral y definitiva del
FOBAPROA y los onerosos intereses que éste genera; y
3) Confiscación de fortunas mal habidas de los
altos, medianos y pequeños funcionarios de administraciones anteriores.
Organización
Política Proletaria
OPP
No hay comentarios:
Publicar un comentario