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Organización  Política  Proletaria OPP

30 may 2014

EDITORIAL











EDITORIAL

Se necesita ser un enajenado excepcional, para mantenerse impávido ante la gran cloaca que se ha destapado a lo largo y ancho del país durante los últimos meses. Hoy, como nunca antes, resultan más que incontrovertibles los porqués de algunos sucesos recientes. 

En números anteriores de Boletín del Pueblo señalamos la inaudita celeridad con que se avalaron tanto en las cámaras federales de Diputados y Senadores como en la totalidad de congresos estatales, las reformas constitucionales para permitir la inversión privada en Petróleos Mexicanos. De ese hecho han transcurrido apenas cuatro meses y ya somos, de nueva cuenta, testigos de la enorme corrupción que impera en dicha paraestatal. El emblemático y subrepticio caso de la empresa Oceanografía ilustra el permanente y multimillonario saqueo a que se encuentra sometida  esta industria fundamental para el desarrollo económico del país.

Estamos convencidos que de haberse conocido con anterioridad este indignante caso de corrupción e impunidad prevalecientes en Pemex, difícilmente Peña Nieta hubiera podido amalgamar los argumentos y los caudales políticos necesarios para entregar nuestros recursos energéticos al capital privado, tanto criollo como foráneo.

Una situación análoga de corrupción e impunidad desbordadas, es la que se exhibe en la Ciudad de México con la suspensión del servicio en casi el 50% de la línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, eufemísticamente denominada “Línea Dorada”.

Resulta lamentable comprobar que quien fuera elegido como “El Mejor Alcalde del Mundo” utilizó su cargo para realizar jugosos negocios al amparo del erario. Pero más lamentable resulta que con la intención de imponer, como finalmente ocurrió, un oneroso aumento en la tarifa del servicio, la actual jefatura del Distrito Federal haya esperado más de seis meses para denunciar las anomalías en la línea 12,.

Estamos igualmente convencidos que de conocerse con anterioridad la corrupción e impunidad prevalecientes en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, el Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, no hubiera contado con los argumentos y recursos políticos necesarios para imponer un brutal incremento del 67% a la tarifa del vital servicio de transportación colectiva.

No hay diferencia entre la derecha y el remedo de “izquierda” que es la socialdemocracia domesticada que gobierna la Ciudad de México.


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