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16 dic 2014

EL PARTIDO DE LA MUERTE



“Si ganan, se mueren” fue la amenaza que el ejército nazi expresó a los miembros del equipo Dinamo de Kiev el 16 de agosto de 1942. Fue un día donde un partido significó la ejecución de varios futbolistas ucranianos que en la muerte dieron una lección de coraje, vida y honor que no se encuentra, por su dramatismo, otro caso similar en el mundo; como describe el escritor y periodista mexicano Juan Villoro.
   En 1942, durante la 2ª Guerra Mundial, Ucrania nación perteneciente a la URSS y fue invadida por Alemania. Al quedar bajo el yugo nazi, los ucranianos tuvieron que acatar varias órdenes, entre ellas suprimir el futbol. El equipo Dinamo de Kiev fue desintegrado y sus jugadores tuvieron que mendigar. Un panadero de nombre Kordyk, fanático del futbol, reconoció en las calles a Mykola Trusevyck, exportero del equipo, quien pedía limosna. De inmediato, decidió darle trabajo en su panadería a cambio de que buscará a sus demás compañeros. Pronto Kordyk había reunido a los once jugadores del mítico club local. 
   El panadero comenzó a organizar de manera clandestina juegos entre equipos formado por personas del vecindario y jugadores del mítico Dinamo pero la noticia de los duelos secretos llegó a oídos del ejército nazi, quienes los retaron para comprobar la teoría de la supremacía alemana. El 16 de agosto, la Fuerza Aérea Alemana perdió 3-5 contra los ucranianos. La derrota pegó de forma contundente al orgullo del 3er Reich, que de forma inmediata pidió la revancha.
   Finalmente, el duelo se llevó a cabo en condiciones ventajosas para los alemanes, el árbitro era un agente de la SS que permitió patadas, empujones y todo tipo de faltas. A pesar de todo, el Dinamo ganaba en el primer tiempo 2-1. Al iniciar el segundo tiempo, el ejército nazi amenazó a los jugadores rivales diciéndoles: “si ganan, se mueren”, pero al equipo clandestino poco le importó, el marcador concluyó 5 a 3 a favor de los locales y la superioridad alemana por los suelos.
   Aunque en ese momento la milicia dejó festejar a los miembros de Dinamo, en cuestión de días la Gestapo arrestó a varios jugadores, oficialmente por pertenecer  a la NKVD; algunos fueron torturados y murieron. Los que sobrevivieron fueron enviados al campo de trabajo Sirets, donde Klymenko, el portero Trusevich e Ivan Kuzmenko fueron ejecutados portando la camisa de su equipo, seis meses después dando por terminada la amenaza alemana, dejando para la posteridad la historia del partido de la muerte.

Extracto del escrito de Patricia Quintana

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