La marcha
estudiantil a Ciudad Universitaria realizada el 24/04/2013 derivó en la toma de la torre de Rectoría por
un grupo de jóvenes encapuchados. La condena a ese hecho fue unánime; de
inmediato emergieron voces “autorizadas” repudiando la toma y exigiendo liberar
la torre, ya por decisión de los encapuchados o a través de un operativo
policial al interior del campus universitario.
Los medios de
comunicación han tendido un cerco informativo en torno a este conflicto, cuya
finalidad es justificar ante la opinión pública un eventual desenlace violento.
Por su parte, la Rectoría reaviva su vetusta estrategia de infiltrar entre la
comunidad estudiantil a “porros” y golpeadores profesionales para desalojar la
torre, aparentando que esta fue producto de la violenta confrontación entre
alumnos que si “desean estudiar” y quienes se empeñan en “perjudicar” la vida
académica de la UNAM. En palabras llanas, se prepara una escalada represiva de
grandes dimensiones contra toda disidencia estudiantil.
Sin embargo, las
muestras de simpatía y apoyo hacia la toma se incrementan. Estudiantes de
diversas facultades se han integrado a las guardias nocturnas, En días
recientes, unos jóvenes encapuchados durante ocho horas cerraron la rectoría de
la UAM-I, en solidaridad con la toma de Rectoría; y el apoyo sigue creciendo,
Al respecto, lamentables resultan los juicios de la clase política, y la propia
CNDH, quienes desde ahora ya validan el uso de la violencia gubernamental.
Tras de esta
aparente irracionalidad juvenil y la grotesca entereza oficial, se esconde un
hecho insoslayable: Los jóvenes encapuchados que tienen tomada la torre de
Rectoría en C. U., compartamos o no sus
métodos, actúan en defensa de una educación crítica, científica, popular, laica
y gratuita, hoy amenazada por las pretensiones de Peña Nieto y Narro Robles de ceder,
en “bandeja de plata”, la educación a los afanes privatizadores del BM, FMI y
OCDE, entre otros, tornándola un lujo inalcanzable para los hijos de los
obreros, campesinos pobres, indígenas y demás sectores sociales espoliados por
el gran capital.
Tolerar el
desalojo violento de la torre de Rectoría es abrirle de par en par las puertas
al autoritarismo. No podemos aceptar que en aras de oscuros intereses se agreda
a quien exige educación en beneficio del pueblo. ¡No al desalojo violento de
la torre de Rectoría en Ciudad Universitaria, si a la razón y al diálogo!
¡Solución pacífica ya!
Boletín del Pueblo es una publicación mensual de la OPP
Número 17 / Abril / 2013
Correo Electrónico: boletin_del_pueblo@yahoo.com.mx
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