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16 dic 2014

MÓNIKA ERTL

(Alemania, 7 de agosto 1937 – Bolivia, 12 de mayo 1973)

Tras finalizar la 2ª Guerra Mundial, dada la persecución a que fueron sometidos los nazis, Hans Ertl, a principios de la década de los 50’s, decidió emigrar a Bolivia, país donde se instaló con su familia y en el que fue muy bien acogido por las autoridades bolivianas gracias a su pasado en el Tercer Reich. Hans se encargaba de filmar y fotografiar las actividades de Hitler para después exhibirlas en el mundo. Fue uno de los responsables de filmar la película Olympia, documental sobre los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.

Hija de Hans Ertl, Mónika Ertl vivió la llegada al país de acogida de modo diferente a la de su padre. Se relacionó con jóvenes de ideología de izquierda que luchaban por una Bolivia libre que pudiese acabar con la represión militar a la que estaba sometida la población. En el transcurso de los años se involucró con grupos insurgentes y fue radicalizando su modo político de pensar. En los años 60, la llegada al país del carismático Ché Guevara la dejó prendada, considerándolo un guía, un líder revolucionario. Sus sólidas convicciones políticas y la admiración que sentía por Ernesto Guevara de la Serna la llevaron a ingresar al ELN, donde realizó algunos actos revolucionarios contra los intereses políticos del Estado boliviano. 

Algo cambió en la vida de Mónika Ertl aquel 09/10/1967, fecha en que fue asesinado Ernesto ‘Ché’ Guevara. A partir de entonces decidió que dedicaría el resto de su vida a dar caza al asesino del líder guerrillero y así vengar su muerte. Y no cejó en su empeño hasta que lo consiguió en Hamburgo, Alemania, en 1971. Tras casi cuatro años su venganza se había consumado y el cuerpo sin vida de Roberto Quintanilla yacía en el suelo del consulado de Bolivia en Hamburgo. Desde aquel instante, Monika se convirtió en una de las activistas más buscadas por las autoridades bolivianas e internacionales quienes la acusaban de ser una peligrosa terrorista.

Durante los siguientes dos años Mónika Ertl vivió en la clandestinidad, escondiéndose de la policía que quería dar con ella “viva o muerta”. El 12/05/1973 Mónika moría trágicamente tras ser detenida, torturada brutalmente y ejecutada por miembros de las fuerzas de seguridad boliviana. Su captura fue posible gracias a la traición de Klaus Barbie, un destacado miembro de la Gestapo y las SS que se encontraba escondido en Bolivia y al que Monika consideraba como un tío, debido a la gran relación que lo unía a su familia desde tiempos del nazismo

Fuente: La historia Pendiente

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