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Organización  Política  Proletaria OPP

22 ene 2014

EDITORIAL


Toda una farsa resultaron las maratónicas jornadas para aprobar las modificaciones constitucionales en materia energética, las que, en lo esencial, reforman los artículos 25, 28 y 29 constitucionales para despojar a la nación del control de sus recursos energéticos como el gas, petróleo y energía eléctrica; que abre de par en par las puertas de Pemex para el ingreso indiscriminado de capital privado y coloca de hinojos al país frente a las ambiciones imperialistas.

La traición largamente anunciada se consumó con toda impunidad, las órdenes del títere de Atlacomulco fueron cumplidas con creces por una LXII legislatura servil, integrada por castrados que prefirieron mantener a buen recaudo sus beneficios particulares y de grupo antes que salvaguardar el interés supremo de la nación.

Nunca en la historia parlamentaria de México se aprobó una reforma constitucional con la celeridad y premura con la que se avalaron los cambios a nuestra Carta Magna, en materia energética. Bastaron sólo 80 horas para que los congresos locales de 25 estados, dispensando todo análisis y evitando discusión alguna, dieran su aval para que se consumara una de las más viles y cobardes traiciones a la patria. Los burgueses de toda laya hoy festinan su “grandioso” logro, ello no debe extrañarnos. Como enemigos de pueblo que son, siempre utilizan los métodos a su disposición para explotarlo y mantenerlo sometido. 

Las conductas más abominables que se exhibieron en los debates y la postrera aprobación de las iniciativas reformistas de EPN, es el triste papel de bufón y contumaz traidor asumido por la “Izquierda Moderna, Responsable” que se empinó sin rubores ante el Ejecutivo Federal, recurriendo para ello a un “novedoso” instrumento político: El Pacto por México. Mediante ese engendro los ‘chuchos de Nueva Izquierda’ -tribu integrante del PRD- y sus aliados, comprometieron todos sus esfuerzos para satisfacer las ambiciones del capital internacional.

Por su parte quienes se dicen férreos defensores del interés popular, fueron incapaces para alcanzar grados mínimos de unidad y trazar una ruta congruente que movilizara a la población en defensa de sus recursos petroleros y energéticos. Los resultados saltan a la vista. Bajo la premisa de que el pueblo carece de memoria histórica, en 2015 buscarán a los votantes para eternizarse en cargos de elección popular ¡Vaya partida de cínicos! ¿Votarías por ellos?

¿Seremos capaces de repetir la experiencia Boliviana de 2003?


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