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5 sept 2014

ALTO A LA MASACRE SIONISTA CONTRA EL PUEBLO PALESTINO

Desde su fundación, mayo de 1948, el Estado israelí ha basado su desarrollo en una política bélica expan-sionista, para lo cual ha contado con el respaldo y la complicidad de los USA, de las principales naciones europeas y asiáticas, y la vergonzosa apatía de la Organización de las Naciones Unidas.

Autoproclamándose como el pueblo elegido y explo-tando la lastima por el holocausto de la 2ª Guerra Mundial, el sionismo israelí, además de jugar un rol desestabilizador y de policía en Medio Oriente, duran-te décadas ha desatado una feroz campaña de colo-nización en territorios palestinos, así como una cru-zada permanente de agresiones contra los países árabes circunvecinos y ha emprendido bastas cam-pañas de exterminio contra los pueblos musulmanes.  

Múltiples han sido los conflictos bélicos en los que Israel se ha involucrado desde su fundación. Entre los más relevantes se encuentran: 1948-49, Primera guerra árabe israelí; 1967, Guerra de los Seis Días, anexión israelí de Jerusalén; 1973, Guerra del Yom Kippur; 1982, 1ª Invasión a Líbano; Comienzos de los 80’s, Inicio de su carrera armamentista nuclear, en la actualidad se considera que es la 6ª potencia mundial en el ramo; 1987, Inicio de la primera Intifada.

Desde 1967 Cisjordania y la Franja de Gaza han estado bajo una férrea ocupación militar israelí. Este régimen de excepción ha promovido la persecución de los nacionalistas palestinos; el despojo de sus recursos naturales (gas y agua); la gradual expropia-ción de sus tierras para apostar en ellas asentamien-tos judíos; la instalación de bases militares; y la subordinación casi absoluta de la economía palestina a la israelí. Desde siempre Israel ha proclamado su “legitimo” derecho a ser reconocido como Estado soberano, sin embargo le niega a Palestina el ejerci-cio a su libre autodeterminación y el derecho a ser reconocida como tal. 

Israel se ha convertido en el policía de Medio Oriente y junto a los Estados Unidos de Norteamérica es la mayor amenaza para la paz en esa convulsa región. A contrapelo de los llamados internacionales, los sionistas declaran (llenos de soberbia) que continua-rán desarrollando acciones bélicas en la región hasta  alcanzar su objetivo: Aplastar la resistencia de los pueblos circunvecinos, en especial Palestina.

Y vaya si intentado han cumplir su amenaza. El año 2006, con la pretensión de eliminar al grupo Hezbolá, los halcones sionistas dispusieron descomunal inva-sión en Líbano. Los saldos de esa incursión fueron la devastación de amplios sectores urbanos libaneses, cientos de muertos -entre niños, mujeres y hombres- y el éxodo de miles de civiles. Sin embargo a dife-rencia de incursiones anteriores la guerra de Líbano le significó una estrepitosa derrota diplomática y un creciente repudio de la comunidad internacional.

La oposición israelí a reconocer al Estado palestino sufrió un severo revés en noviembre de 2012. Esa fecha, en  una votación histórica, la Asamblea Gene-ral de las Naciones Unidas por una abrumadora ma-yoría, 138 votos a favor, 9 en contra y 41 abstencio-nes, votó a favor de reconocer el Estado palestino, lo cual representó una victoria enorme para los palesti-nos, y una estrepitosa derrota diplomática para Israel y los Estados Unidos. 

Ante el descalabro sufrido, Israel amenazó con tomar represalias por el reconocimiento mundial de Palesti-na como Estado soberano. La amenaza no tardó en cumplirse, ese mismo año el gobierno de Tel-Aviv mató a cerca de 170 palestinos en una semana de brutales bombardeos sobre Gaza.

La guerra que actualmente libran los sionistas en territorio palestino es la respuesta irracional de quien se considera “amo” de la región y la historia. Israel busca lavar con sangre la “afrenta sufrida”. Los geno-cidas son así. Sin embargo, y esto debe quedar cla-ro, la invasión militar a la Franja de Gaza tiene rela-ción directa con el control y la posesión de las reser-vas estratégicas de gas y agua en la región. La ocu-pación de Gaza conlleva la finalidad de garantizar la dominación israelí sobre los yacimientos de gas y las reservas de agua en Gaza, en clara violación del derecho internacional ya que estos recursos le perte-necen a Palestina. Así, queda claro que el combate a los grupos “extremistas” tan solo es un burdo pretexto para despojar a los pueblos del Medio Oriente de sus riquezas naturales y energéticas.
Hoy a la humanidad le queda cada vez más claro que Israel esta convertido en la Alemania nazi de Medio  Oriente.  El  brutal  asedio a que somete a Palestina es una remembranza inequívoca de los campos de concentración alemanes. La absurda “solución final” de Hitler, es la misma que aplican el primer ministro, Benjamín Netanyahu, el titular de la defensa, Ehud Barak, y los halcones del Tel-Aviv, contra la pobla-ción musulmana de Palestina. 

La solución a la añeja disputa árabe-israelí no podrá alcanzarse con más baños de sangre, por el contra-rio, ello enconará los rencores históricos e incremen-tará la resistencia desesperada de los palestinos. Se requiere conducir el conflicto hacia una solución justa y duradera que permita restablecer la paz. La comu-nidad internacional debe movilizarse para frenar la barbarie y el baño de sangre contra los palestinos de Gaza. La solución real al problema pasa obligada-mente por la restauración de las fronteras israelíes a su status de 1967, por el retiro incondicional de los asentamientos judíos en territorios árabes, por la conformación de un Estado palestino en la totalidad de Cisjordania y Gaza, y el establecimiento de un estatuto jurídico internacional para Jerusalén, ciudad santa para árabes y judíos.

No podemos ni debemos omitir la vergonzante actitud de los gobiernos de las potencias imperiales y de la mayoría de los gobernantes del mundo, muchos de los cuales han hecho mutis criminal, mientras que otros tratan de ignorar o, cuando menos, justificar los crímenes de guerra y de Lesa Humanidad que Israel perpetra en la franja de Gaza.

Por su parte, los pueblos del mundo ya han emitido su fallo: La condena a Israel es unánime. Las protes-tas a lo largo y ancho del planeta se suceden todos los días y en ellas se exige detener la carnicería que los sionistas cometen contra un pueblo inerme: Pa-lestina. A la fecha, tras más de treinta días de encar-nizados combates, los saldos son apocalípticos: bombardeos indiscriminados en barrios residenciales, escuelas, hospitales, e, incluso, sobre inmuebles declarados zonas neutrales y seguridad humanitaria de la ONU. A lo largo de estas semanas han muerto casi tres mil personas, la gran mayoría de ellos civi-les indefensos -niños y mujeres principalmente-, in-muebles de los principales asentamientos humanos han quedado reducidos a escombros y se considera que deberán transcurrir cuando menos quince años para reconstruirlos. Todo ello aunado a otras calami-dades, para guerreristas como Barack Obama apenas representan una “vergonzosa calumnia”, mientras que a la ONU los crímenes de guerra, de Lesa Humani-dad y las violaciones a los derechos humanos de-nunciados son presunciones que deben investigarse “con objetiva rigurosidad”.

En México la postura asumida por el Ejecutivo Fede-ral, por los titulares de los 31 ejecutivos estatales y del Distrito Federal, así como de la clase política y el empresariado nacional, se ha reducido a tibios llama-dos al diálogo y al restablecimiento de las rondas de paz. Ninguna condena firme al genocidio, barbarie, intolerancia y limpieza étnica implementada por Israel en la Franja de Gaza. A fin de cuentas, aún sin pro-ponérselo, se hacen cómplices de un Estado mesiá-nico que se cree llamado a sojuzgar a los países de Medio Oriente. 

Por todo lo expuesto, El Frente Popular de la Ciudad de México (FPCM), emplaza al titular del Ejecutivo Federal, a los mandatarios de las treinta y un entida-des federativas, al Jefe de Gobierno del Distrito Fe-deral y al Congreso de la Unión, a:

1. Romper relaciones diplomáticas, comerciales, educativas, culturales y de colaboración tecnológica y científica con Israel.

2. Suspender el suministro de petróleo a Israel.

3. Elevar una condena pública mundial y exigir que el Tribunal Penal Internacional de la Haya juzgue al Estado Israelí por crímenes de guerra y de Lesa Hu-manidad.

4. Promover y garantizar el inmediato e incondicional apoyo humanitario (recursos médicos, materiales y financieros) a los residentes en Gaza, así como ga-rantizar la efectiva protección de la población civil desplazada por la guerra.

¡Solidaridad con el Pueblo Palestino!


Ciudad de México, D.F. a 21 de agosto de 2014

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